Por: Rafael Monserrate
¿Se nace homosexual o se aprende a ser homosexual? La respuesta a esta pregunta orienta un debate científico dentro del cual aún no hay respuestas contundentes. Para muchos activistas de derechos para las comunidades LGBTT la contestación es definitivamente que se nace homosexual. Esta respuesta, sin embargo, tiene valor político pues si se nace así no se puede escoger y por tanto debemos ser protegidos por ley. La idea es que como no es algo que podemos escoger no hay razón para discriminarnos.
Existen otros grupos, entre ellos algunos de orientación religiosa que opinan que se aprende a ser homosexual. Los grupos de orientación religiosa visualizan la homosexualidad como una conducta reprochable. Para estos es un asunto aprendido, no se nace así porque dentro de su cosmovisión la homosexualidad no tiene cabida. La idea también es que si se aprende se puede cambiar, sería asunto de voluntad del sujeto para modificar la conducta.
Pero desde una perspectiva científica tampoco hay acuerdos. Por ejemplo en la década de los 90’s D.F. Swaab, encontró que el hipotálamo, una estructura cerebral relacionada con la función y deseo sexual, era diferente en tamaño en hombres heteros y homos. Al mismo tiempo Laura S. Allen, descubrió que la comisura anterior, otra estructura del hipotálamo, era significativamente mayor en sujetos homosexuales. Ambos descubrimientos se convirtieron en base para la argumentación de las raíces bilógicas de la homosexualidad.
Los conductistas sociales, sin embargo, no están convencidos. Estos proponen que la homosexualidad es el resultado de factores ambientales, no biológicos. La mayoría de los teóricos sociales ven los elementos de la niñez como los factores más influyentes en su desarrollo. Ellos examinan regularmente los patrones de juego de la niñez, las relaciones e interacciones tempranas con pares, diferencias en las conductas de los padres hacia los hijos varones y hembras, y el papel de la constancia del género en el hogar.
De todas maneras el argumento social para la homosexualidad data de los antiguos griegos. Arsitofanes, hablaba de la homosexualidad, aunque no llamada de esta manera, como un deseo de los hombres de compartir una realización de sus almas a largo plazo. El pensaba que las dos almas deseaban estar unidas y que el deseo sexual por sí solo no era suficientemente fuerte para crear la homosexualidad; pero que el ambiente cultura permitía o prohibía la relación.
Muchas teorías sicoanalíticas, sin embargo, enfatizan el papel de los padres y la dinámica familiar, no la sociedad. Conductistas creen que alguna diferencias en la identificación de género y sexual resulta de los roles impuestos por la familia y amigos sobre los niños, tales como estereotipos masculinos y femeninos. El problema con esta posición es que no existe evidencia, social o biológica, que apoye que los niños homosexuales fueron criados diferentes de los niños heterosexuales.
Michael Foucault, presenta una propuesta provocadora al respecto. Foucault propone que la homosexualidad es un constructo social. Un constructo social es una idea o concepto creado socialmente que eventualmente cobra realidad en la práctica. Por ejemplo, la nacionalidad. El ser puertorriqueño, la idea de lo que es ser puertorriqueño es una idea creada socialmente en la interacción de sujetos, que de hecho está aún en proceso de definición y redefinición. Pues para Foucault la homosexualidad apareció como una de las formas de sexualidad solo después de que se intercambio de la práctica de la sodomía a, “…una forma de androginia interior, un hermafroditismo del alma” La misma se convirtió en especie, se justificó a sí misma con una nueva palabra.
Como se habrá observado no existe una única teoría o investigación que provea una respuesta definitiva. Quizás no exista una sola contestación sobre la orientación sexual. Quizás ya sea homosexual o heterosexual; gay, straight, lésbico, o bisexual, todos sean causa de una interacción compleja entre el ambiente, la cognición, y factores anatómicos, moldeando al individuo en una edad temprana.